CARTA ABIERTA A LA FUNDACIÓN INTERNACIONAL TEATRO A MIL:
¡QUE SANTIAGO A MIL SEA UN ESPACIO LIBRE DE APARTHEID!
Santiago, diciembre de 2014
Señores/as
Fundación Internacional Teatro a Mil
Presentes
Ref.- Demanda cancelación de las presentaciones de la compañía de danza israelí Batsheva Dance Company, programadas para la próxima versión del Festival Santiago a mil, por las razones que exponemos.
De nuestra consideración;
Junto con saludarlos/as, nos presentamos. Somos ciudadanos/as chilenos/as que adherimos a la campaña palestina por el Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel. Esta campaña surgió en Palestina en el año 2005, inspirada en el boicot efectuado por la sociedad civil internacional que otrora lograra derribar al Apartheid sudafricano. Ante el evidente fracaso de la Organización de Naciones Unidas y de la diplomacia para exhortar al Estado de Israel a respetar el orden humanitario internacional, es que surge este llamado desde las entrañas de la sociedad civil palestina, el cual se replica día a día en todo el mundo.
Esta campaña hace hincapié en la necesidad de boicotear la estrategia israelí de utilizar la cultura y los espectáculos como medios para invisibilizar la limpieza étnica del pueblo palestino y normalizar una situación aberrante desde los puntos de vista jurídicos y humanos. El gobierno israelí destina grandes sumas de dinero para enviar por todo el mundo a sus representantes culturales. El propósito es consolidar una imagen de “país normal”, de democracia de corte occidental, obviando el cruel sometimiento del pueblo palestino. Por esto es que nos enteramos con profunda preocupación de las presentaciones que la Batsheva Dance Company efectuará en la próxima versión del reconocido Festival Santiago a Mil.
Iniciada en 2005 ante el aumento global de las protestas en contra de Israel, “Marca Israel” es una política de relaciones públicas del Estado que usa a las producciones culturales para distraer la atención de las violaciones diarias a los derechos humanos que perpetra Israel. En 2009, Arye Mekel, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, señaló: “Enviaremos a reconocidos novelistas y escritores, compañías de teatro, exhibiciones, a todo el mundo… De esta manera mostraremos la cara más bella de Israel, así el mundo no nos piensa solo en el contexto de la guerra.” Este Ministerio reconoce a Batsheva como “el más reconocido internacionalmente embajador cultural de Israel.” Mientras los esfuerzos para promover una imagen positiva de Israel persisten, el pueblo palestino sufre día a día las políticas israelíes. Algunas de las realidades de las cuales la Marca Israel quiere distraernos: la ocupación progresiva de territorios palestinos por parte de Israel es la más importante de la historia moderna. 223 asentamientos solo para judíos han sido construidos por Israel en tierra ocupada, en contravención del derecho internacional. Israel construye un Muro del Apartheid en Cisjordania que no solo roba tierra palestina, sino que además separa a los campesinos palestinos de su tierra. Las Fuerzas de Defensa de Israel han demolido más de 24.000 hogares palestinos desde 1967 y continúan haciéndolo. La invasión a Gaza en 2009 asesinó a 1400 personas y la Comisión de las Naciones Unidas, liderada por el juez Richard Goldstone, halló evidencia de crímenes de guerra. En 2014, Israel atacó Gaza nuevamente y asesinó a más de dos mil personas y nada hace prever que alguno de los responsables de estos crímenes de lesa humanidad (que a todas luces constituyen una violación del IV Convenio de Ginebra) vayan a responsabilizarse por ellos, siguiendo con la tradición de impunidad a la cual Israel nos tiene acostumbrados. El propio director artístico de Batsheva, Ohad Naharin, señaló en una entrevista en 2005: “Continúo haciendo mi trabajo mientras a 20 kilómetros de aquí, la gente está participando en crímenes de guerra…”. Con todo, Batsheva continúa afirmando su relación con la Marca Israel desde que es co-financiada tanto por los Ministerios de Cultura como por el de Relaciones Exteriores de Israel para presentar sus espectáculos por el mundo. Batsheva es generalmente presentada como “la compañía de danza oficial de Israel”.
Queremos dejar en claro que no estamos boicoteando a ningún coreógrafo o compañía artística por sus creencias, nacionalidad o el contenido de su trabajo. Estamos boicoteando el uso del Estado de Israel de la danza contemporánea como un soft power para limpiar la imagen de Israel en los escenarios del mundo.
Si Ohad Naharin y la Batsheva Dance Company hubieran tenido el coraje de rechazar servir en el Ejército de ocupación israelí para el servicio militar obligatorio, si hubieran tenido el coraje de públicamente condenar la ocupación ilegal de Cisjordania y el progresivo robo de tierras palestinas, que efectúa el mismo gobierno que los financia a ellos para actuar por el mundo en nombre de Israel. Si hubieran tenido el coraje de públicamente declarar que no juzgan a la gente por su religión o etnia y por ende aceptan el retorno de los refugiados palestinos a sus hogares, dentro de lo que hoy es Israel, entonces se presentarían en enero en Chile como artistas de la danza, y no como títeres políticos. Cualquiera que vea el espectáculo de Batsheva debe saber que ellos tomaron conscientemente estas elecciones.
Para Ohad Naharin, la danza es “una forma de ilusión, un momento único que permite un escape de la realidad.” Por otra parte, ha sostenido “es para mí (la danza) una forma de visualizar el mundo en que vivo.” Quizás esta inconsistencia no sea un accidente. Si Naharin se da cuenta del mundo en que vive, quizás le haga bien refugiarse en ilusiones. ¿Es posible callar en un lugar donde las violaciones de los derechos humanos, asesinatos y torturas incluidos, son continuas y masivas, y además en tu nombre y por tu seguridad? ¿Puede ser el arte algo puro? ¿Es posible actuar como si no pasara nada?
El llamado a boicotear a Batsheva se debe a su afiliación al Estado israelí y a su rol de propaganda en éste. Nadie llama a un boicot de los integrantes de Batsheva. De hecho, los bailarines pueden ser invitados en forma individual, a representar el mismo espectáculo, en lugar de venir como Batsheva, compañía financiada por el Estado de Israel, en una estrategia diseñada para distraer a la opinión pública de la ocupación y colonización de tierras palestinas, como antes explicamos.
Queremos aclarar que el BDS no es en lo absoluto un movimiento que pretenda boicotear al pueblo judío ni colectivamente ni a sus integrantes. Tampoco pretendemos boicotear a las/os ciudadanas/os israelíes, mucho menos atacar personalmente a Naharin ni a cualquier otro. El BDS es un movimiento de resistencia pacífica que llama a todas/os las/os ciudadanas/os conscientes del mundo a no normalizar la imagen de Israel; es decir, a no mantener relaciones normales con un Estado que viola en forma sistemática y grave los derechos humanos del pueblo palestino, con el objetivo de aislar internacionalmente a ese Estado y exhortarlo así a respetar el derecho internacional. Esto es: el fin de la ocupación de los territorios palestinos, la igualdad plena entre los ciudadanos árabes y judíos en Israel, y el derecho al retorno de los refugiados palestinos. Muchas/os judías/os de todas partes del mundo, incluso judías/os israelíes, engrosan las filas del BDS. Simbólicamente podríamos citar el caso del aclamado académico israelí Ilan Pappe, quien es el precursor de la iniciativa “Boicot desde dentro”, que pretende implementar el Boicot a Israel desde Israel mismo. En el mundo de la cultura y de los espectáculos, figuras de la envergadura de Roger Waters, Alice Walker, Elvis Costello, entre tantas otras, han manifestado públicamente su apoyo al BDS. Pedimos boicot a la “marca Israel”, a los productos culturales israelíes que el Estado de Israel utiliza para mantener su fachada democrática y como cortina de humo que oculte sus crímenes. La “marca Israel” contribuye decisivamente a normalizar a Israel, es decir, a que lo veamos y aceptemos como un país democrático y no como al Israel que viola diariamente los derechos humanos, se ríe de la legalidad internacional, boicotea el arte palestino, y acaba de cometer, una vez más, crímenes contra la humanidad en Gaza y mantiene el bloqueo ilegal y criminal de la franja. No es posible separar ambas caras de Israel. Como afirma el propio Ilan Pappe, “el enfoque de la cultura y la vida académica israelí, como entidades diferentes del ejército, la ocupación y la destrucción, proporciona inmunidad a una de las mayores atrocidades de nuestro tiempo”.
El BDS busca presionar al Estado de Israel para que cumpla con el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos en tanto potencia ocupante en Gaza y Cisjordania. Se busca boicotear a Israel como respuesta al régimen de Apartheid que representa. Israel es un Apartheid porque ha instalado en tierra palestina un régimen de segregación basado en etnia, lengua y religión. En primer lugar, su propia definición como Estado lo hace tal. Israel se proclama a sí mismo como el Estado judío, el Estado de todos los judíos del mundo, no el Estado de los habitantes de la tierra que ocupa. La ciudadanía es una sola, la israelí. Pero las nacionalidades son varias, porque el país pertenece a la nación judía, por lo tanto, los habitantes no judíos, viven bajo un régimen distinto que el de los judíos: “la situación especial de la nacionalidad judía ha sido una manera de socavar los derechos de ciudadanía de los no judíos en Israel, especialmente para el quinto de la población que es árabe. Alrededor de 30 leyes en Israel privilegian específicamente a los judíos, en especial en las áreas de los derechos de emigración, la naturalización, el acceso a la tierra y el empleo.”
El BDS buscar presionar a Israel ante lo ineficaces que han sido las soluciones diplomáticas para ofrecer una salida al “conflicto” (aunque preferimos la denominación “dominación colonial”) respetuosa de la normativa internacional. Entre la normativa internacional violada manifiestamente por Israel, tanto en Israel como en Territorios Ocupados palestinos, podemos citar la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención de los Derechos del Niño; la Convención contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes; la Convención para la Eliminación de la Discriminación en contra de la Mujer; etc. Asimismo, Resoluciones de las Naciones Unidas, entre las cuales destacan la Resolución 194 (adoptada por la Asamblea General del organismo el 11 /12/1948), la cual establece que los refugiados tienen derecho a regresar a sus casas, ahora en territorio de Israel, o a recibir una compensación económica si no desean volver; la Resolución 242 (adoptada por el Consejo de Seguridad del organismo el 22/11/1967) que pide la retirada de Israel de los territorios ocupados en la Guerra de los Seis Días y "el reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los estados de la región y su derecho a vivir en paz"; la Resolución 338 (adoptada por el Consejo de Seguridad el 22/10/1973) que confirma la validez de la Resolución 242 y recomienda el alto al fuego y el inicio de las negociaciones en vista de “instaurar una paz justa y duradera en el Oriente Medio.”
El BDS es un movimiento que persigue sanciones a Israel dada la responsabilidad que le cabe como autor en la comisión de crímenes de lesa humanidad cometidos desde su creación, que dado el escenario internacional post Guerra Fría dominado por Estados Unidos, aliado incondicional de Israel, nunca han sido conocidos y juzgados por un tribunal institucional, pese a que, por ejemplo, el último ataque militar aéreo y terrestre israelí sobre Gaza, de 50 días de duración, resultó en: la muerte de 2.188 palestinos, al menos 1.658 de los cuales eran civiles; 11.231 civiles heridos; daños a 18.000 viviendas (13% del total de viviendas disponibles en Gaza fue destruida total o parcialmente); el desplazamiento interno de unas 110.000 personas civiles; la destrucción total de ocho centros médicos y daños a muchos otros, de tal manera que 17 de los 32 hospitales fueron dañados y seis cerraron como resultado; la destrucción masiva de las instalaciones de agua resultando en unos 450.000 civiles que no pueden acceder a los suministros de agua municipales; la destrucción de las instalaciones de la única planta eléctrica de Gaza dejando a toda la Franja sin electricidad por aproximadamente 20 horas por día, lo cual produce un impacto profundo en el tratamiento de aguas, suministro de alimentos y la capacidad de las instalaciones médicas para tratar a los heridos y desplazados; numerosos ataques y destrucción a infraestructura de la ONU, incluyendo tres escuelas de la UNRWA que estaban siendo utilizadas como centros temporales de refugio; la destrucción total de unos 128 negocios y aproximadamente 550 millones de dólares en daños causados a las tierras agrícolas y la ganadería; ataques a la propiedad cultural y religiosa; y, por último, 373.000 niños que necesitan apoyo psicosocial directo y especializado. El ataque fue generalizado y sistemático y constituye una violación flagrante del IV Convenio de Ginebra para la protección de civiles en tiempos de guerra. La Autoridad Palestina estima que se requieren US $ 7,8 mil millones para reparar los daños causados a la infraestructura civil y estatal.
Solo esperamos que llegue pronto ese día en que aplaudir en las principales plataformas culturales del mundo a los representantes israelíes sea tan grave como lo sería hoy el haber aplaudido a los representantes culturales de la Alemania nazi. Solo esperamos que llegue pronto ese día en que acusar a Israel sea tan legítimo como acusar a la Francia colonizadora y torturadora de Argelia. Solo esperamos que llegue pronto ese día en que quedarse callado frente a la masacre en Palestina se condene tan fuertemente como se ha condenado el guardar silencio mientras se exterminaba a los pueblos originarios de América.
En vista de lo expuesto, demandamos a ustedes cancelar las presentaciones de Batsheva Dance Company, embajadora cultural de Israel, como respuesta al Apartheid y a la colonización del país que representan, mientras éste no cambie su política criminal hacia el pueblo palestino. Hasta entonces, solidarizamos con el pueblo palestino, y seguiremos llamando al boicot de los espectáculos culturales israelíes que pretenden silenciar con hermosas melodías los gritos de horror de los niños de Gaza. Como chilenas/os, hemos vivido en carne propia la violación de los derechos humanos, la sociedad civil internacional solidarizó con los perseguidos por Pinochet, y por lo mismo nos parece justo y consecuente levantar la voz cada vez que los derechos humanos se violen en cualquier lugar del mundo.
Quedamos atentas/os a sus comentarios, solicitudes y respuesta,
Campaña BDS-Chile
boicotchile@gmail.com