Mientras el Estado de Israel mantiene en estado de excepción a los habitantes de Gaza y Cisjordania, con arrestos y asesinatos de miembros de la sociedad civil. A su vez, aplasta sin ningún complejo los derechos ciudadanos de la población árabe palestina con nacionalidad israelí. Se propone su Ministerio de Relaciones Exteriores “capacitar” a profesionales extranjeros en lo que respecta a labores del ejército en la construcción de la sociedad civil. Desde luego, en una sociedad militarizada el ejército juega un rol estratégico en cuanto a mantenerla cohesionada y aglutinada, a pesar de sus altos grados de diferenciación social y discriminación racial.
Es lamentable que el Estado de Chile asigne un papel protagónico en materia de cooperación internacional con un Estado que no ha declarado el límite de sus fronteras, violando de paso los derechos humanos y el derecho internacional.
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