La
situación actual en Gaza, el bloqueo que la mantiene como un campo
de concentración, los bombardeos indiscriminados contra población
civil e infraestructura básica y las muertes, nos muestran que hoy,
más que nunca, se hace urgente un boicot contra el régimen de
apartheid israelí y contra aquellas instituciones que hoy,
expresamente, han apoyado y justificado los crímenes de Israel y la
limpieza étnica de Palestina.
Un
año después de que la Corte Internacional de Justicia dispusiera
que “el muro que
está· elevando Israel, la Potencia ocupante, en el territorio
palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, y
su régimen conexo, son contrarios al derecho internacional”
(1), en el 2005, gran parte de la sociedad civil palestina convocó a
un movimiento de boicot, desinversión y de sanciones contra Israel
(“BDS”).
El
llamado de la sociedad civil palestina se dirigió a la conciencia de
todas las personas alrededor del mundo para aplicar a Israel medidas
similares a las empleadas para abatir el apartheid
sudafricano. El emplazamiento de BDS es a lograr en Palestina el fin
de la ocupación, de la colonización de territorios, del régimen de
segregación racial y de la denegación de los derechos de los
refugiados perpetrados por Israel. La
situación actual en Gaza, los bombardeos indiscriminados, las
muertes de niños nos muestran que hoy, más que nunca, se hace
urgente este llamado y una pronta reacción a los crímenes cometidos
por Israel.
Desde
su gestación en el 2005, el movimiento BDS ha crecido alcanzando
importantes avances en su cometido. Por ejemplo, compañías europeas
como Deutsche Bahn han desistido su participación o han desinvertido
en proyectos y en compañías que contribuyen a la ocupación de
Palestina. Por su parte, las compañías que han persistido con
inversiones implicadas en el incumplimiento de Israel al derecho
internacional, han experimentado importantes pérdidas, como es el
caso de la compañía francesa Veolia.
En
el ámbito cultural y académico BDS también ha logrado una amplia
adhesión. En efecto, los principios BDS son compartidos y apoyados
por reconocidos académicos y artistas (entre otros, Judith Butler,
Roger Waters, Stephen Hawkins, The Klaxons, Elvis Costello, Alice
Walker, John Beger, Ken Loach, Naomi Klein, y Sarah Schulman)(2).
En
particular, el boicot académico nace como respuesta al apoyo
institucional unánime de las universidades israelíes a las
políticas de ocupación y apartheid
contra la población palestina, que, entre otras cosas, se
materializa en una estrecha cooperación con el ejército israelí y
en políticas discriminatorias contra los estudiantes palestinos.
Declaraciones recientes de la Universidad de Tel Aviv evidencian la
complicidad de las universidades israelíes en los crímenes
perpetrados en Palestina y en los actuales bombardeos en Gaza, al dar
su apoyo a las fuerzas de seguridad de Israel.(3)
Por
eso, dentro del ámbito universitario, la Universidad de
Johannesburgo en Sudáfrica, luego de una campa BDS apoyada por más
de 250 de sus académicos, declaró en 2009 “no
continuar una relación de muchos años con la Universidad Ben-Gurion
en Israel en su forma actual"
mientras persista el apartheid
en Palestina. Asimismo, BDS ha encontrado un fuerte apoyo en
académicos de universidades inglesas (como académicos de la
Universidad de Bradford)(4) y norteamericanas.
Actualmente,
BDS es un verdadero movimiento internacional que ha logrado también
apoyo en Latinoamérica. Particularmente, en Chile BDS ha reaccionado
a la llegada de inversiones y espectáculos israelíes que persiguen,
a través de su presencia en nuestro país, normalizar las relaciones
con un régimen segregacionista.
En
el ámbito universitario, la mejor medida de presión a nuestro
alcance es la misma que viene siendo utilizada por universitarios de
todo el mundo comprometidos con una solución justa para los pueblos
de la región: el boicot académico. En consecuencia, pedimos
la suspensión de las relaciones entre nuestras instituciones
universitarias y las israelíes hasta que el Estado de Israel respete
el derecho internacional y las resoluciones de Naciones Unidas,
al tiempo que nos declaramos solidarios con todas aquellas personas
-universitarias o no- que en Israel luchan valientemente en defensa
de los derechos humanos, sociales y políticos del pueblo palestino.
NOTAS
(1) Opinión
Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las
consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el
territorio palestino ocupado (13 de julio de 2004). En línea:
http://www.icj-cij.org/homepage/sp/advisory/advisory_2004-07-09.pdf
(2)
Carta suscrita por diferentes académicos, filósofos y artistas que
apoyan un boicot contra Israel. En línea:
http://www.theguardian.com/world/2014/jul/18/arms-trade-israel-attack-gaza.
(3)
“Tel
Aviv University embraces and supports all the security forces who are
working to restore quiet and security to Israel, including its
students and employees called up to reserve duty”. En
línea: http://www.tau.ac.il/news/tzuk-eitan
(4) Andy Beckett y Ewen MacAskill. British academic boycott of Israel gathers pace, The Guardian, 16 de septiembre de 2006.
(4) Andy Beckett y Ewen MacAskill. British academic boycott of Israel gathers pace, The Guardian, 16 de septiembre de 2006.
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