Señor Ernesto Ottone Ramírez
Director del Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC), Universidad de Chile, Presente
Ref.- Demanda cancelación de la presentación del director israelí Doron Salomon en el Teatro de la Universidad de Chile por las razones que exponemos.
De nuestra consideración,
Junto con saludarlo, nos presentamos. Somos ciudadanos y ciudadanas chilenos que adherimos a la campaña palestina por el Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) a Israel. Esta campaña surgió en Palestina en el año 2005, inspirada en el boicot efectuado por la sociedad civil internacional que otrora lograra derribar al Apartheid sudafricano. Ante el evidente fracaso de la Organización de Naciones Unidas y de la diplomacia para exhortar al Estado de Israel a respetar el orden humanitario internacional, es que surge este llamado desde las entrañas de la sociedad civil palestina, el cual se replica día a día en todo el mundo. Verá, solo por darle un ejemplo, Israel asesinó a más de dos mil personas durante los recién transcurridos meses de julio y agosto; y nada hace prever que alguno de los responsables de estos crímenes de lesa humanidad (que a todas luces constituyen una violación del IV Convenio de Ginebra) vayan a responsabilizarse por ellos, siguiendo con la tradición de impunidad a la cual Israel nos tiene acostumbrados.
Esta campaña hace hincapié en la necesidad de boicotear la estrategia israelí de utilizar la cultura y los espectáculos como medios para invisibilizar la limpieza étnica del pueblo palestino y normalizar una situación aberrante desde los puntos de vista jurídicos y humanos. El gobierno israelí destina grandes sumas de dinero para enviar por todo el mundo a sus representantes culturales. El propósito es consolidar una imagen de “país normal”, de democracia de corte occidental, obviando el cruel sometimiento del pueblo palestino. Por esto es que nos enteramos con profunda preocupación de las dos presentaciones que el director israelí Doron Salomon efectuará en el Teatro de la Universidad de Chile previstas para el viernes 17 y el sábado 18 del mes en curso. El teatro que usted representa es el escenario de la Universidad pública de mayor tradición en nuestro país, en cuyas aulas muchos de nosotros nos hemos formado. Creemos firmemente en el rol político y social que cumple y debe cumplir la Universidad en Chile, éste es justamente lo que la distingue del resto de las instituciones de educación superior nacionales. Por lo mismo, nos parece impresentable que el escenario de su teatro se preste para recibir a un director de orquesta que mantiene un silencio obstinado y nada inocente sobre los crímenes que perpetra su país, como si fuera posible callar en un lugar donde las violaciones de los derechos humanos, asesinatos y torturas incluidos, son continuas y masivas. ¿Es posible que ignore lo que su país está haciendo? ¿Es posible callar en un lugar donde las violaciones de los derechos humanos, asesinatos y torturas incluidos, son continuas y masivas, y además en tu nombre y por tu seguridad? ¿Puede ser el arte algo puro? ¿Es posible actuar como si no pasara nada?
Queremos aclarar que el BDS no es en lo absoluto un movimiento que pretenda boicotear al pueblo judío ni colectivamente ni a sus integrantes. Tampoco pretendemos boicotear a las/os ciudadanas/os israelíes, mucho menos atacar personalmente a Salomon ni a cualquier otro. El BDS es un movimiento de resistencia pacífica que llama a todas/os las/os ciudadanas/os conscientes del mundo a no normalizar la imagen de Israel; es decir, a no mantener relaciones normales con un Estado que viola en forma sistemática y grave los derechos humanos del pueblo palestino, con el objetivo de aislar internacionalmente a ese Estado y exhortarlo así a respetar el derecho internacional. Esto es: el fin de la ocupación de los territorios palestinos, la igualdad plena entre los ciudadanos árabes y judíos en Israel, y el derecho al retorno de los refugiados palestinos. Muchas/os judías/os de todas partes del mundo, incluso judías/os israelíes, engrosan las filas del BDS. Simbólicamente podríamos citar el caso del aclamado académico israelí Ilan Pappe, quien es el precursor de la iniciativa “Boicot desde dentro”, que pretende implementar el Boicot a Israel desde Israel mismo. En el mundo de la cultura y de los espectáculos, figuras de la envergadura de Roger Waters, Alice Walker, Elvis Costello, entre tantas otras, han manifestado públicamente su apoyo al BDS. Pedimos boicot a la “marca Israel”, a los productos culturales israelíes que el Estado de Israel utiliza para mantener su fachada democrática y como cortina de humo que oculte sus crímenes. La “marca Israel” contribuye decisivamente a normalizar a Israel, es decir, a que lo veamos y aceptemos como un país democrático y no como al Israel que viola diariamente los derechos humanos, se ríe de la legalidad internacional, boicotea el arte palestino, y acaba de cometer, una vez más, crímenes contra la humanidad en Gaza y mantiene el bloqueo ilegal y criminal de la franja. No es posible separar ambas caras de Israel. Como afirma el propio Ilan Pappe, “el enfoque de la cultura y la vida académica israelí, como entidades diferentes del ejército, la ocupación y la destrucción, proporciona inmunidad a una de las mayores atrocidades de nuestro tiempo”.
El BDS busca presionar al Estado de Israel para que cumpla con el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos en tanto potencia ocupante en Gaza y Cisjordania. Se busca boicotear a Israel como respuesta al régimen de Apartheid que representa. Israel es un Apartheid porque ha instalado en tierra palestina un régimen de segregación basado en etnia, lengua y religión. En primer lugar, su propia definición como Estado lo hace tal. Israel se proclama a sí mismo como el Estado judío, el Estado de todos los judíos del mundo, no el Estado de los habitantes de la tierra que ocupa. La ciudadanía es una sola, la israelí. Pero las nacionalidades son varias, porque el país pertenece a la nación judía, por lo tanto, los habitantes no judíos, viven bajo un régimen distinto que el de los judíos: “la situación especial de la nacionalidad judía ha sido una manera de socavar los derechos de ciudadanía de los no judíos en Israel, especialmente para el quinto de la población que es árabe. Alrededor de 30 leyes en Israel privilegian específicamente a los judíos, en especial en las áreas de los derechos de emigración, la naturalización, el acceso a la tierra y el empleo.”
El BDS buscar presionar a Israel ante lo ineficaces que han sido las soluciones diplomáticas para ofrecer una salida al “conflicto” (aunque preferimos la denominación “dominación colonial”) respetuosa de la normativa internacional. Entre la normativa internacional violada manifiestamente por Israel, tanto en Israel como en Territorios Ocupados palestinos, podemos citar la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención de los Derechos del Niño; la Convención contra la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes; la Convención para la Eliminación de la Discriminación en contra de la Mujer; etc. Asimismo, Resoluciones de las Naciones Unidas, entre las cuales destacan la Resolución 194 (adoptada por la Asamblea General del organismo el 11 /12/1948), la cual establece que los refugiados tienen derecho a regresar a sus casas, ahora en territorio de Israel, o a recibir una compensación económica si no desean volver; la Resolución 242 (adoptada por el Consejo de Seguridad del organismo el 22/11/1967) que pide la retirada de Israel de los territorios ocupados en la Guerra de los Seis Días y "el reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los estados de la región y su derecho a vivir en paz"; la Resolución 338 (adoptada por el Consejo de Seguridad el 22/10/1973) que confirma la validez de la Resolución 242 y recomienda el alto al fuego y el inicio de las negociaciones en vista de “instaurar una paz justa y duradera en el Oriente Medio.”
El BDS es un movimiento que persigue sanciones a Israel dada la responsabilidad que le cabe como autor en la comisión de crímenes de lesa humanidad cometidos desde su creación, que dado el escenario internacional post Guerra Fría dominado por Estados Unidos, aliado incondicional de Israel, nunca han sido conocidos y juzgados por un tribunal institucional, pese a que, por ejemplo, el último ataque militar aéreo y terrestre israelí sobre Gaza, de 50 días de duración, resultó en: la muerte de 2.188 palestinos, al menos 1.658 de los cuales eran civiles; 11.231 civiles heridos; daños a 18.000 viviendas (13% del total de viviendas disponibles en Gaza fue destruida total o parcialmente); el desplazamiento interno de unas 110.000 personas civiles; la destrucción total de ocho centros médicos y daños a muchos otros, de tal manera que 17 de los 32 hospitales fueron dañados y seis cerraron como resultado; la destrucción masiva de las instalaciones de agua resultando en unos 450.000 civiles que no pueden acceder a los suministros de agua municipales; la destrucción de las instalaciones de la única planta eléctrica de Gaza dejando a toda la Franja sin electricidad por aproximadamente 20 horas por día, lo cual produce un impacto profundo en el tratamiento de aguas, suministro de alimentos y la capacidad de las instalaciones médicas para tratar a los heridos y desplazados; numerosos ataques y destrucción a infraestructura de la ONU, incluyendo tres escuelas de la UNRWA que estaban siendo utilizadas como centros temporales de refugio; la destrucción total de unos 128 negocios y aproximadamente 550 millones de dólares en daños causados a las tierras agrícolas y la ganadería; ataques a la propiedad cultural y religiosa; y, por último, 373.000 niños que necesitan apoyo psicosocial directo y especializado. El ataque fue generalizado y sistemático y constituye una violación flagrante del IV Convenio de Ginebra para la protección de civiles en tiempos de guerra. La Autoridad Palestina estima que se requieren US $ 7,8 mil millones para reparar los daños causados a la infraestructura civil y estatal.
Solo esperamos que llegue pronto ese día en que aplaudir en las principales plataformas culturales del mundo a los representantes israelíes sea tan grave como lo sería hoy el haber aplaudido a los representantes culturales de la Alemania nazi. Solo esperamos que llegue pronto ese día en que acusar a Israel sea tan legítimo como acusar a la Francia colonizadora y torturadora de Argelia. Solo esperamos que llegue pronto ese día en que quedarse callado frente a la masacre en Palestina se condene tan fuertemente como se ha condenado el guardar silencio mientras se exterminaba a los pueblos originarios de América.
En vista de lo expuesto, demandamos a usted cancelar las presentaciones de los embajadores culturales de Israel, como respuesta al Apartheid y a la colonización del país que representan, mientras éste no cambie su política criminal hacia el pueblo palestino. Hasta entonces, solidarizamos con el pueblo palestino, y seguiremos llamando al boicot de los espectáculos culturales israelíes que pretenden silenciar con hermosas melodías los gritos de horror de los niños de Gaza. Como chilenas/os, hemos vivido en carne propia la violación de los derechos humanos, la sociedad civil internacional solidarizó con los perseguidos por Pinochet, y por lo mismo nos parece justo y consecuente levantar la voz cada vez que los derechos humanos se violen en cualquier lugar del mundo.
¡Boicot a Israel ahora! ¡Fin a las relaciones normales con un Estado criminal!
Campaña BDS-Chile
boicotchile@gmail.com
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